domingo, 19 de mayo de 2013

DÁNAE RECIBIENDO LA LLUVIA DORADA. Tiziano. 1553-1554. Museo del Prado.







De este famoso cuadro de Tiziano se conservan tres versiones:  la primera, pintada hacia 1545, la podemos admirar en el Museo Nazionale de Capodimonte (Nápoles); la segunda fechada en 1553,; en el Museo del Hermitage en (San Petersburgo);, y casi al mismo tiempo, entre 1553-54, pinta la que se encuentra actualmente en el Museo del Prado (Madrid).
Para su iconografía insiste en una serie de recursos que repite en las tres versiones: composición en horizontal (repitiendo idéntica postura en los tres casos), voluptuosidad del color, contrastes de luz, oposición cromática y el desnudo sensual y aterciopelado de Dánae, que en los tres casos exalta su belleza, para entender mejor así la debilidad de Zeus.
La leyenda cuenta que el rey Acrisio decepcionado por carecer de herederos varones, consultó con el oráculo para saber si esto podría cambiar. El oráculo predijo que sería asesinado por su nieto, el hijo de su hija Dánae. Ante esta noticia el rey decidió para que su hija no tuviera descendencia, encerrarla en una torre de bronce. Por ello el dios  Zeus para intentar seducirla se transforma en lluvia dorada. De esta relación nace un niño llamado Perseo, y Acrisio para desembarazarse de ellos, los encierra en un cofre y los arroja al mar.
Poseidón a petición de Zeus, calma el mar y ambos logran sobrevivir. Alcanzaron la costa de la isla de Serifos, donde fueron acogidos por Dictis, hermano del Polidectes, rey de la isla, quien crio a Perseo como su propio hijo.
Más tarde, después de que Perseo matase a la Medusa y rescatase a Andrómeda, la profecía del oráculo se hizo realidad.
Perseo parte hacia Argos, conocedor de la profecía, recala primero en Larisa donde se celebraban unos juegos atléticos y en los que estaba Acrisio por casualidad. La profecía se cumple cuando Perseo accidentalmente desvía un disco lanzado por Apolo o con su jabalina golpeándole mortalmente.
La figura central está recostada sobre el lecho, con las piernas ligeramente dobladas. En la parte derecha del lienzo y sentada al borde de la cama hay una criada cuya espalda oscura contrasta con la blancura de Dánae; del mismo modo, hay una oposición clara entre el  rostro envejecido de la anciana y la juventud de la princesa de Argos.
La sirvienta está recogiendo con un delantal las pepitas de oro que caen en forma de lluvia dorada, desde las nubes tormentosas que dominan el centro de la parte superior.





DÁNAE RECIBIENDO LA LLUVIA DORADA

LAOCOONTE Y SUS HIJOS. Museo Pío Clementino. Museos Vaticanos. Roma





Este grupo escultórico de gran tamaño (2,45 m), y esculpida en mármol, se encuentra en la sala Pía Clementino en los Museos Vaticanos.
Representa la muerte del sacerdote troyano Laocoonte, o Laoconte, castigado por los dioses a morir estrangulado por serpientes marinas junto a sus dos hijos.
Fue hallada el 14 de enero de 1506en una viña cercana a Santa María la Mayor terreno propiedad de Felice de Fredis que se encontraba en el Esquilino romano, y que en tiempos antiguos había sido parte de la Domus Aurea de Nerón y luego del palacio del emperador Tito.
         El papa Julio II envió al arquitecto Giuliano de Sangallo, quien junto a Miguel Ángel, identificó la escultura como la descrita por el autor romano Plinio el Viejo  en su obra enciclopédica Naturalis Historia.
En los mitos griegos se relata que, durante el asedio de Troya dos serpientes fueron enviadas por Apolo, Poseidón o Atenea, y atacaron a Laocoonte, sacerdote troyano de Apolo, y a sus dos hijos.
Las versiones que relatan este episodio son numerosas y se discute si el grupo escultórico se baso en el relato de Virgilio en la Eneida en el que morían Laocoonte y sus dos hijos, o en una versión anterior narrada en un poema perdido del ciclo troyano, la Iliupersis, donde morían Laocoonte y solo uno de los hijos. 
Laocoonte era el sacerdote del templo de Apolo Timbreo en Troya y, al igual que Casandra, advirtió a los troyanos que si dejaban entrar en la ciudad al Caballo de Troya caerían en una trampa tendida por los griegos aqueos:
¡Necios, no os fieis de los griegos ni siquiera cuando os traigan regalos!
 Eneida (Virgilio)


La obra está enmarcada dentro de una composición de figura piramidal, y la mejor posición para su observación es la frontal; la obra representa las emociones humanas en su máxima expresión patética. Es, junto al gran altar de Zeus y Atenea de Pérgamo (180-160 a.C.), un ejemplo de la escultura escenográfica helenística de un dramatismo extremo. Desde el Renacimiento, este grupo es representativo del arte antiguo y de la corriente académica y barroca del arte helenístico. 
La expresión de culpabilidad y el gran dramatismo de Laocoonte, que hace contorsiones en dolorosa agonía, son estremecedores.  Dentro del grupo, las dos serpientes monstruosas, que se enroscan para matar de acuerdo al castigo impuesto por los dioses, forman parte de la composición visual del grupo, y con sus líneas curvas consigue la unión entre todos los personajes, hecho que ayuda a mostrar la dinámica que se desprende del grupo. Hay una voluntad de exagerar el efecto teatral de la anatomía, más acentuado que el altar de Pérgamo, y se añade el dolor moral de Laocoonte al presenciar la muerte de sus dos hijos.
La obra ya tuvo gran influencia en la época de su descubrimiento debido a su grado de perfección. Los artistas del Renacimiento se vieron altamente influídos. Así, Miguel Ángel se inspiró en ella para realizar varias de sus obras, como algunas de las figuras del techo de la capilla Sixtina, particularmente la postura de Amán en la pareja Ester y Amán y La Serpiente de Bronce, dos de los esclavos realizados en la tumba de Julio II, y en los esbozos de La batalla de Cascina.
Juan De Bolonia  se inspiró en ella para su grupo escultórico El rapto de las Sabinas (1581-1583).
En  El Parnaso, pintura de Rafael , también se advierte la similitud con la cabeza de Laocoonte en la figura que representa a Homero.
Tiziano, Rubens, El Greco, Willian Blake y Max Ernst realizaron interpretaciones del grupo escultórico.
Winnckelmann  en la primera edición de su Historia del arte en la antigüedad, de 1764, analiza, entre muchas otras obras, el grupo de Laocoonte, y señala que la figura del hijo más grande tuvo que ser ejecutada por separado.
Lessing, en su obra de crítica estética de 1766 Laocoonte o sobre los límites en la pintura y poesía, explica que "la escultura y la pintura se hacen con figuras y colores en el espacio" y "la poesía con sonidos articulados en el tiempo".




Grupo escultórico. Visión frontal

Detalle


Detalle




domingo, 5 de mayo de 2013

IMPRESIÓN SOL NACIENTE. C. Monet. 1872. Museo Marmottan. París.




El único canal de exposición con que contaban los pintores en la Francia del siglo XIX era el Salón de París, vinculado a la Escuela de Bellas Artes, que contaba con un prestigioso jurado que seleccionaba las obras enviadas.
El escándalo de 1863 (con la presentación del Desayuno en la hierba de E. Manet) motivó la creación del Salón de los Rechazados, que tenía más éxito entre los jóvenes creadores que el oficial al exhibir obras más modernas.
Los pintores que se reunían en el Café Guerbois en torno a Manet decidieron crear un foro de exposición diferente a los oficiales, en el que pudieran mostrar sus obras todos los artistas independientes.
La primera exposición impresionista tuvo lugar el 15 de abril de 1874, en el Salón del fotógrafo Nadar. Se presentaron bajo el nombre de "Sociedad Anónima de pintores, escultores y grabadores". Intervinieron, entre otros, artistas como Monet, Pissarro, Renoir o Cézanne. Desde entonces las exposiciones se irán sucediendo en el tiempo y con sedes diferentes.
Acudieron 3.500 visitantes, que se rieron de las pinturas tan modernas que contemplaban. A esa exposición Monet presentó nueve cuadros, entre los que destacó esta imagen que contemplamos ya que fue la que dio nombre al grupo. El crítico Louis Leroy denominó a la muestra Exposición de los Impresionistas  en referencia a este cuadro y de manera totalmente despectiva.
Sin embargo, los integrantes de la sociedad admitieron ese nombre como denominador del grupo.
Impresión, sol naciente es una imagen tomada directamente del natural por Monet en Le Havre, representando las neblinas del puerto al amanecer mientras que el sol "lucha" por despuntar, creando magníficos reflejos anaranjados en el mar y en el cielo. La sensación atmosférica domina una escena en donde las formas desaparecen casi por completo. Los colores han sido aplicados con pinceladas rápidas y empastadas, apreciándose la dirección del pincel a simple vista, resultando una imagen de enorme atractivo tanto por su significado como por su estética.
Representa las neblinas del puerto al amanecer mientras que el sol "lucha" por despuntar, creando magníficos reflejos anaranjados en el mar y en el cielo. La sensación atmosférica domina una escena en donde las formas desaparecen casi por completo. Los colores han sido aplicados con pinceladas rápidas y empastadas, apreciándose la dirección del pincel a simple vista, resultando una imagen de enorme atractivo tanto por su significado como por su estética. Al artista no le interesa el detalle, como se observa en las barcas negras o en los fondos resueltos con nerviosos trazos grises, sino el instante de una escena en concreto. La sensación de movimiento acuoso se consigue de mediante la discontinua plasmación de las pinceladas en la superficie y el reflejo anaranjado solar que evita en todo momento una proyección estrictamente lineal.
La obra muestra un enorme interés por la llamada teoría del color. Si bien parece que el sol perfora la neblina matutina a causa de su intenso color naranja, en realidad posee la misma luminosidad de su entorno; si se hace una fotografía en blanco y negro, el sol casi no se distingue.
Para entender el rechazo a la obra hay que tener presente que la palabra impresión era equivalente a boceto en aquella época. La Academia pedía a los pintores un boceto (impresión) inicial sobre la que trabajar posteriormente. Por esto, presentar un cuadro que es solamente una impresión o boceto fue tomado como una provocación; mandar al Salón una obra sin terminar era más de lo que podían admitir los miembros del jurado.


Impresión sol naciente